Sebastián; Un joven dibujante de historietas es asesinado, en su propio taller, dentro de su humilde casa, el encargado para resolver este caso; es el teniente Yupanqui, un anciano y enérgico, agente, a punto de retirarse, quien es salvado, milagrosamente, de morir quemado.
En el proceso, de analizar las pistas de dicho caso, recoge un maletín que contiene entre otras cosas de Sebastián, una cámara digital, que guarda unas fotos, que quizás, ayuden a Yupanqui, a dar con la identidad del asesino; aquí continuamos, con el extraño caso de la línea perfecta.
Local comunal
El teniente Yupanqui , se calienta y se toma un descanso, tomando un café, en la vieja mesa de madera del comedor; mientras, a su lado, Carolina , hermana menor, del fallecido Sebastián, lo acompaña, con una taza caliente de manzanilla, afuera, los arenales se humedecen con la repentina lluvia, que también, refresca los techos de esteras, de las chozas del lugar.
Yupanqui revisaba una bolsita que contenía, una tarjeta, azul, de memoria “SD”.
Su sorpresa aumentó; cuando, al insertar esta memoria en la cámara digital , y luego de, cargar las imágenes a la pantalla ;vio, unas fotos de Sebastián semi-desnudo, tomadas por alguien mas, Sebastián estaba haciendo unas poses como todo un galán, dentro, del ahora, quemado taller, además de, unas fotos de una joven, junto a Sebastián, también, desnuda,
Yupanqui ,recordó, que a dicha chica, ya la había visto, antes, en otra foto, sí, aquella; en donde, varios chicos, incluyendo, Sebastián, estaban dentro de otro taller, mucho mas grande, todos, junto a un tipo, que proyectaba una sombra, como, de águila
Pero, la siguiente foto; la foto que le llamo mas la atención. Lo iluminó todo.
Esta ,era una foto, de Sebastián desnudo, tomada por el mismo, sobre su sleeping, teniendo como fondo la ventana de madera, en una toma contra picada; el único ángulo en la que podías ver la ventana del tercer piso de la casa vecina. Y descubrió que desde aquella ventana vecina, había una señora, sosteniendo también, una cámara que apuntaba hacia el interior del taller de Sebastián,
Esto hizo meditar a Yupanqui –“esa señora, se dio cuenta de que Sebastián solía estar desnudo porque dormía junto a su mesa, y, aprovechando esto, le tomaba fotos desnudo sin que Sebastián lo supiera. Esta foto es prueba de esto”.-
Quiso ocultar su descubrimiento, a Carolina, para no herirla, aunque fue inútil, ella, ya le había arrebatado la cámara, y con esa intuición propia de las féminas, resolvió lo que sucedía ; luego, sus ojos se llenaron de lagrimas de rabia, y salio corriendo del local.
La lluvia había cesado; El teniente corrió, persiguiendo a Carolina quien hecha una furia, llego a una casa, vecina a la suya, y gritó mientras golpeaba la destartalada puerta,
-¡doña Sánchez, vieja mañosa abra la puerta, sé que esta ahí!
-¡abra o le diré a todo el barrio que la linche, por fotografiar menores desnudos!
-¡abra la puerta, vieja concha sumare, abra!
-¿Que es lo que ocurre contigo?- le pregunto el teniente
- ¡cálmate!, ¿quieres que salga, o que huya aterrada?
En el proceso, de analizar las pistas de dicho caso, recoge un maletín que contiene entre otras cosas de Sebastián, una cámara digital, que guarda unas fotos, que quizás, ayuden a Yupanqui, a dar con la identidad del asesino; aquí continuamos, con el extraño caso de la línea perfecta.
Local comunal
El teniente Yupanqui , se calienta y se toma un descanso, tomando un café, en la vieja mesa de madera del comedor; mientras, a su lado, Carolina , hermana menor, del fallecido Sebastián, lo acompaña, con una taza caliente de manzanilla, afuera, los arenales se humedecen con la repentina lluvia, que también, refresca los techos de esteras, de las chozas del lugar.
Yupanqui revisaba una bolsita que contenía, una tarjeta, azul, de memoria “SD”.
Su sorpresa aumentó; cuando, al insertar esta memoria en la cámara digital , y luego de, cargar las imágenes a la pantalla ;vio, unas fotos de Sebastián semi-desnudo, tomadas por alguien mas, Sebastián estaba haciendo unas poses como todo un galán, dentro, del ahora, quemado taller, además de, unas fotos de una joven, junto a Sebastián, también, desnuda,
Yupanqui ,recordó, que a dicha chica, ya la había visto, antes, en otra foto, sí, aquella; en donde, varios chicos, incluyendo, Sebastián, estaban dentro de otro taller, mucho mas grande, todos, junto a un tipo, que proyectaba una sombra, como, de águila
Pero, la siguiente foto; la foto que le llamo mas la atención. Lo iluminó todo.
Esta ,era una foto, de Sebastián desnudo, tomada por el mismo, sobre su sleeping, teniendo como fondo la ventana de madera, en una toma contra picada; el único ángulo en la que podías ver la ventana del tercer piso de la casa vecina. Y descubrió que desde aquella ventana vecina, había una señora, sosteniendo también, una cámara que apuntaba hacia el interior del taller de Sebastián,
Esto hizo meditar a Yupanqui –“esa señora, se dio cuenta de que Sebastián solía estar desnudo porque dormía junto a su mesa, y, aprovechando esto, le tomaba fotos desnudo sin que Sebastián lo supiera. Esta foto es prueba de esto”.-
Quiso ocultar su descubrimiento, a Carolina, para no herirla, aunque fue inútil, ella, ya le había arrebatado la cámara, y con esa intuición propia de las féminas, resolvió lo que sucedía ; luego, sus ojos se llenaron de lagrimas de rabia, y salio corriendo del local.
La lluvia había cesado; El teniente corrió, persiguiendo a Carolina quien hecha una furia, llego a una casa, vecina a la suya, y gritó mientras golpeaba la destartalada puerta,
-¡doña Sánchez, vieja mañosa abra la puerta, sé que esta ahí!
-¡abra o le diré a todo el barrio que la linche, por fotografiar menores desnudos!
-¡abra la puerta, vieja concha sumare, abra!
-¿Que es lo que ocurre contigo?- le pregunto el teniente
- ¡cálmate!, ¿quieres que salga, o que huya aterrada?
Carolina lo miro fuera de sí, extrañada, -¿qué, y ahora la defiendes? ¿...A esa vieja mañosa?
En eso la puerta se abrió la señora Sánchez, estaba muy avergonzada.
-Yo, no sabía que iba a ser descubierta, ¡cómo, cómo lo averiguo! y ni siquiera termino de hablar cuando, Carolina ya se le había echado encima, jalándola de los cabellos y dándole con la cabeza en el suelo. Te matare!, te matare! – gritaba la chiquilla
La señora Sánchez, avergonzada, no respondía a los ataques, Yupanqui cogió a Carolina del cuello y haciéndole una llave de cerrajero, la inmovilizó, ¡déjame!, ¿que clase de persona eres? , Ah, claro, eres como todos esos policías, todos corruptos, solo coimeando, ¡basuras!
-Carolina, tu no entiendes, yo te puedo ayudar dijo la señora Sánchez, solo, que no lo hice antes, por vergüenza, ¿no entiendes?, -
-¿y cómo ibas a ayudarme?, con tus ganancias de ventas por Internet, de las fotos de mi hermano; desnudo, ah?- pregunto Carolina
¡Ya basta!, Yo, te puedo ayudar, ya que, la muerte de tu hermano y la identidad el asesino, ambas cosas, fueron fotografiadas por mi,
¿Acaso no entiendes?, ¡sé quien lo hizo! Y luego, se hecho a llorar, pero como podría decirles la identidad del asesino, sin que antes, me delatara yo misma, frente a todos, como, una vieja fisgona, a la que le gustaba tomar fotos, a los vecinos. Como sufría guardando este secreto, pudiendo ayudar, a capturar al asesino, pero a su vez, estaba impedida de hacerlo, ya que de seguro todos aquí, me odiarían, no sabes lo duro que fue este martirio, Éste secreto, ¡no sabes!
Sí, en su cámara; Usted, tiene la foto del asesino, cometiendo el crimen; entonces, dénosla, señora, tenemos que saber la identidad del asesino.
¡Al fin!, una pista digna, para tribunal, pero ¿quien será el asesino, o asesina? …muy pronto, lo sabremos.
…Esta historia continuará!...
Ilustración por: Brenda Román
En eso la puerta se abrió la señora Sánchez, estaba muy avergonzada.
-Yo, no sabía que iba a ser descubierta, ¡cómo, cómo lo averiguo! y ni siquiera termino de hablar cuando, Carolina ya se le había echado encima, jalándola de los cabellos y dándole con la cabeza en el suelo. Te matare!, te matare! – gritaba la chiquilla
La señora Sánchez, avergonzada, no respondía a los ataques, Yupanqui cogió a Carolina del cuello y haciéndole una llave de cerrajero, la inmovilizó, ¡déjame!, ¿que clase de persona eres? , Ah, claro, eres como todos esos policías, todos corruptos, solo coimeando, ¡basuras!
-Carolina, tu no entiendes, yo te puedo ayudar dijo la señora Sánchez, solo, que no lo hice antes, por vergüenza, ¿no entiendes?, -
-¿y cómo ibas a ayudarme?, con tus ganancias de ventas por Internet, de las fotos de mi hermano; desnudo, ah?- pregunto Carolina
¡Ya basta!, Yo, te puedo ayudar, ya que, la muerte de tu hermano y la identidad el asesino, ambas cosas, fueron fotografiadas por mi,
¿Acaso no entiendes?, ¡sé quien lo hizo! Y luego, se hecho a llorar, pero como podría decirles la identidad del asesino, sin que antes, me delatara yo misma, frente a todos, como, una vieja fisgona, a la que le gustaba tomar fotos, a los vecinos. Como sufría guardando este secreto, pudiendo ayudar, a capturar al asesino, pero a su vez, estaba impedida de hacerlo, ya que de seguro todos aquí, me odiarían, no sabes lo duro que fue este martirio, Éste secreto, ¡no sabes!
Sí, en su cámara; Usted, tiene la foto del asesino, cometiendo el crimen; entonces, dénosla, señora, tenemos que saber la identidad del asesino.
¡Al fin!, una pista digna, para tribunal, pero ¿quien será el asesino, o asesina? …muy pronto, lo sabremos.
…Esta historia continuará!...
Ilustración por: Brenda Román
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