lunes, febrero 25, 2008

LA LINEA PERFECTA


¿De que puede morir un dibujante de historietas? ¡Qué o quién amenazaría la vida de alguien que desarrolla una profesión tan sedentaria, tan pacifica; hay acaso entre estas ultimas viñetas hechas a lápiz por el joven Sebastián; en sus perfectos trazos, hechos sobre sus paginas, en cartulinas; manchadas , ahora, por su propia sangre, la clave para saber lo que sucedió a este infortunado dibujante, Esta mañana, encontrado muerto en su propia casa.

El cuerpo sin vida de Sebastián; fue encontrado en el suelo, en un apartado de su salita , -…“su taller”, como solía llamarlo él - me contaba su hermana Carolina.
Entonces, Vi algo que me llamo la atención; En la pared había un cuadrito colgado y dentro escrito una leyenda, que me intrigo aun mas; “LA LÍNEA PERFECTA; NECESITA DE TRAZOS GUÍA.” Sebastián.

Todo esto se preguntaba, el teniente de la policía de homicidios, Leoncio Yupanqui; mientras, sus colegas de homicidios levantaban el cuerpo de Sebastián; para llevarlo a la morgue.

Mientras, doña Laura; la madre de Sebastián;, cabeza de una humilde familia, lloraba histérica y se aferraba al frió cuerpo de su hijo, Por otro lado, era fácil darse cuenta que contaban con poco dinero, afuera los vecinos hacían una colecta, puerta por puerta, para juntar la suma de dinero necesaria para pagar el mas sencillo entierro; Así siempre ha sido la costumbre, En todos nuestros asentamientos urbano-marginales, sobre los cerros arenosos, de los conos de Lima.

Volviendo al teniente Yupanqui; Quien, físicamente, saltaría mas a nuestra vista, de entre mucha gente en una sala ; Primero, por su notable rostro asimétrico, sus rasgos fuertemente andinos, su mediana estatura, y por ultimo, su cabello canoso, el cual contrastaba sobre su trigueña piel;

Si pues; seamos francos!; así, nos llamaría la atención él; De seguro!, físicamente mas que profesionalmente , ¡Y es mas!, nos sorprendería, el hecho de que la suma de sus casos, exitosamente resueltos, formen una pesada Biblia de papeles escritos a maquina, testimonio de la vida criminal en la ciudad de Lima. Pero, eso cualquiera; No lo sabe.
En realidad , No lo sabe nadie; De eso, personalmente, se ha encargado durante todos estos años, el jefe de la Región-Lima; Taniz de la Riviera, Aunque esto, tiene sin cuidado a nuestro teniente; próximo a jubilarse, para ser exactos este será su último caso.

Al teniente Leoncio Yupanqui, le fascina explotar sus habilidades, “como él las llama”, en cada caso, resolviendo al final un crimen mas de esta salvaje ciudad.

El destartalado camión de la policía forense se alejaba , cual “C.S.I.”, venido a menos: levantando el perenne polvo del lugar, Ahora, empezaría su investigación.

Sabiendo, el teniente, pero, cuidando de no revelar , que estaba siendo observado desde una miserable bodega, a una esquina de la casa del chico.

Pero por dios…¡Quién amenazaría la vida de alguien que desarrolla una profesión tan sedentaria, tan pacifica!

Ahora, el peligro era su compañero, como muchos años atrás, ¿…sobrevivía a este caso? ¡Eso, jamás se sabia!…


Esta historia continuara…!


ilustraciones de: Brenda Román