miércoles, marzo 05, 2008

LA LINEA PERFECTA –parte 2


El misterioso y violento asesinato de un joven dibujante, Sebastián, dentro de su humilde taller, en las zonas más pobres de la ciudad, conmueve a su comunidad, frente a esto, las autoridades Limeñas, envían, según ellos, a un inepto y casi jubilado detective, para resolver, este atroz crimen. Ignorando que en realidad, se trataba de un brillante Investigador, solo opacado por su superior inmediato, el jefe Taniz de la Riviera, aquí continúa nuestra historia, o como lo ha denominado el mismo, agente Yupanqui, “el caso de LA LINEA PERFECTA”.

“DOS MESES ANTES” :

Sede de la policía de la región Lima

Dentro de la Oficina del jefe de la Región-Lima; Taniz de la Riviera

Aquel Era un hombre alto, no mayor de 30 años, elegante, pero poseedor de una mirada fría; su sombra, proyectada en el suelo al caminar, se asemejaba a la silueta de un águila enorme y delgada. Ahora, sentado en la oficina del jefe de la Región-Lima; Capitán, Taniz de la Riviera, se entretenía mirando, Sus largos dedos color marfil que atenazaban su delgadísimo celular dorado; Olvidándose, por ratos, de la presencia del Capitán.

Una vez que, el capitán Taniz., hubo colgado su propio celular, encendió su hermoso habano, inhalo y luego exhalo una generosa bocana del fuerte humo.

El hombre alto, se reclinó cómodamente en su sillón; sabiendo ya de antemano, el resultado de la reciente conversación del capitán con sus superiores, y así, muy confiado, dio a conocer sus directivas para con Taniz de la Riviera.

...Como ya lo ha corroborado Ud. Capitán, y estando enterado de mis probadas influencias en este gobierno; Ahora, deseo comenzar con mis peticiones; - dijo el misterioso hombre.

-¡Ud. diga nomás, para eso estamos, Mister?, ... señor? – contestó el Capitán.

¡Solo dígame, Señor “C”!, Corrigió aquel misterioso y elegante hombre.

Primero, deseo confirmar, el incondicional apoyo que su región me daría; tal como me prometieron sus superiores, muy amigos míos; tal como, ellos mismos se lo han hecho saber. – le interrogó el Señor “C.”

¡Uhojo, jo, jo!, positivo, “Señor Ce”! Ud. tiene todo el apoyo que esta región pueda darle, Mister, que diga, “Señor Ce”! - Aseguró el Capitán, Taniz

Continuando, con mis pedidos, necesito estar seguro que, “EN CASO DE... QUIEN SABE... SI... HIPOTÉTICAMENTE; LES SURGIERAN, UNA SERIE DE CASOS; SOBRE UNOS DESAFORTUNADOS ASESINATOS CONTRA CIERTOS JÓVENES”, Usted, Capitán, se comprometería a encargárselos, a sus policías mas experimentados. - Explicó el Señor “C”

Yo les ordeno,.. Perdón...les sugiero; a sus viejos policías, ya sabe, aquellos... ja, ja, ja,

A un paso de la jubilación; Pienso, que ellos serian los mas indicados, le quedo claro? - Sentenció el Señor “C”

Y así se hará, ¡uhojo, jo, jo, ! Justo ahora que lo menciona, Señor “Ce”; Uno de nuestros policías, Yupanqui; se aproxima a su retiro, así que si gusta; le envió su folio de datos. “Señor Ce”! – contestó el Capitán

Espero no ponerlo; por esto, en una situación incomoda, Capitán Taniz. - Preguntó el Señor “C”.

No se preocupe, ¡uhojo, jo, jo! , aquí todo, lo que agregue una sonrisa, al rostro del gobierno, agrega una sonrisa a nuestra humilde comisaría.

Ud. tómelo por seguro. - aseguró el Capitán Taniz.

Como, le iba diciendo; OH, que?.. hey!.. Míreme, míreme, Capitán.... Ve mi sonrisa?

Ja, ja, ja, ja, ja,.... Ve mi sonrisa?- Preguntó Señor “C”

¡Sí, ah-ja, ja, ja, ja, se le ve muy feliz “Señor Ce”!! – contestó el Capitán Taniz.

¡Ahh!.... mi sonrisa es tan difícil de conseguir, Capitán, tanto que, le recompenso a quien consiga provocarla – Y diciendo esto, el Señor “C”, alcanza un sobre Manila al Capitán Taniz.

¡Uy !.., a ver , a ver ( abre toscamente el sobre y un grueso fajo de dólares aparece en sus manos ), ja, ja, ja, ja, ja, ahora, hey!.. Míreme ahora a mí, yo también estoy sonriendo

ja, ja, – contestó el Capitán Taniz.

Si,... ¡uhojo, jo, jo!... ya lo veo, (como todo un payaso!- pensó el señor “C”)

Bueno, Capitán Taniz, Tengo cosas que hacer y el tiempo, desde ahora, es mi enemigo... me retiro.

Vaya nomás, “Señor Ce”!..¿Quisiera que lo escolten?, digo, hasta salir del trafico del centro.

No se moleste, Capitán, al contrario, alégrese, me entendió, eh?

Ja, ah-ya! Ya la pare, que buena “no se moleste”, lo contrario de “alégrese”, ¡uhojo, jo, jo!... ¡Que hábil es usted, “Señor Ce”!

Hasta luego, Capitán Taniz, Ah!... y una cosa mas, Capitán!

Si sucediera el caso que: “ALGUNO DE ESTOS NOBLES POLICÍAS NECESITARÁ O PIDIERA AYUDA;....Y, Y AQUÍ CAMBIO MI VOZ, COMPLACIENTE Y CONCILIADORA, PARA DEJAR EN CLARO MI PROPÓSITO.

(Y revelando una voz sepulcral le dijo) – NADIE, CAPITÁN TANIZ! Y LE REPITO, NADIE, SE MOVERÁ UN CENTÍMETRO DE SU PUESTO, NI SIQUIERA LOS PERROS-POLICÍA; SI ES QUE DE AYUDARLES SE TRATA, ME ENTENDIÓ?”, quedo claro...?. - Sentenció el Señor “C”.

- Si, si, señor. Digo, “Señor Ce”! – balbuceo el Capitán Taniz.

-Eso es todo, El resto del crimen en la ciudad, es suyo, que les aproveche!- y diciendo esto se alejo el Señor “C”.

-Pucha,...Que piñas esos viejitos, pero, en fin,...ya vivieron lo suficiente, ¡uhojo, jo, jo!... ¡Carajo con esto, (mirando el fajo grueso de billetes) puedo comprarme un auto nuevo!

Luego de eso, regresó a su oficina, cantando la canción de Héctor Lavoe “...pronto llegará... el día de mi suerte...”.



Esta historia Continuará...!


Ilustraciones : Brenda Román